Por: Efraín Arias Valdez.
“Ladran, Sancho, señal que cabalgamos'
La oxitocina, se
dispara en gentes resentidas que no soportan
haber sido desplazadas del poder bajo las orientaciones de un maestro de origen
campesino. Ese malestar llega al máximo de su potencial cuando se dan cuenta
que este humilde educador es en la actualidad,
el exitoso Ministro de Educación.
Sí; la
oxitocina, que si bien es llamada la hormona del amor, es la
“culpable” de desatar envidia por
alguien y; a la vez sentir satisfacción por el mal ajeno que es lo que podría explicar la malsana persecución de gente resentida en contra del
Ministro de Educación.
Nos dice el doctor Feldmann que la naturaleza ha dotado
al ser humano de órganos sanos; sin defectos, a pesar de lo cual no siempre saben
usarlos correctamente. El defecto reside por lo tanto, no en el instrumento,
sino en su usuario, el ser humano, el ego humano que utiliza y dirige el
instrumento.
Nadie puede dar lo que no lleva en sí mismo. Toda
actividad humana es autoexpresión. El hombre estúpido vive siempre en la
inconsciencia de su propia estupidez, la cual es esencialmente miedo. Ese miedo
se refleja en tratar de hacer daño en contra de la
trayectoria y la honra del doctor Roberto Fulcar, una persona correcta y
decente.
El éxito del
Ministro lleva a algunos
majaderos, a ser falaces y se encubren detrás
de su fachada de buena disposición para solucionar la deuda social acumulada por el
Estado a través de los años, por el incumplimiento de “programas fallidos e
inequidades generadas y/o permitidas por el Estado que no pudieron ser debidamente gestionadas a pesar del
escenario de bonanza por el que atravesó
el país”.
Los falaces, entre
otras mentiras utilizaron la figura del nepotismo
para denunciar que el ministro, a través de
compras y contrataciones del desayuno escolar, tiene un trato preferencial a favor de familiares o
amigos, a los que se otorgan canonjías, por el solo hecho de serlo, sin tener
en cuenta otros méritos, sin importarle a
sus promotores que con esta campaña sucia estaban atentando contra uno de los
programas más hermosos del Estado dominicano, porque está destinado a
reducir la deuda social acumulada en beneficio de los niños más pobres del país, al contribuir con su
alimentación y al reducir los niveles de desnutrición en la población infantil.
Pero esto no les
importaba, porque para ellos estos niños no tienen ninguna importancia y sólo
les importan si pueden usarlos como pretexto para hacerle daño a Roberto,
desacreditándolo.
Pero como reza el
refrán, ni el cojo ni el mentiroso llegan lejos.
Esta falacia se
diluyó por sí misma dejando de paso retratados de cuerpo entero a sus autores, que
sustentaron el supuesto nepotismo sobre la base de que una persona a
quien le habían asignado raciones alimenticias del desayuno escolar, lo había
logrado por los vínculos familiares que maliciosamente le atribuían con el
Ministro, a quien le atribuyeron la responsabilidad por esa postura reñida con
la ética.
Esto se le
desinfló cuando el beneficiario de las raciones alimenticias compareció ante
diversos medios para establecer que había participado en un concurso público y
ganado de manera transparente las asignaciones del desayuno y que de manera
personal no conocía al Ministro de Educación, más que por los medios ya que
éste es una persona pública y que no tiene vínculos consanguíneos ni trato
personal porque no lo conoce, emplazando a todo el que pudiere demostrar lo
contrario, para que lo hiciera; sin que hasta este momento ninguna persona lo
haya desmentido y estoy seguro que si pudieren hacerlo con base ya lo hubieren
desnudado sin tapujos.
El odio de esos necios y su deseo de hacer mal no encuentra límites. En esos menesteres son felices
con causar daño sin medir las consecuencias.
Viven al acecho y por eso a raíz de un
encuentro del Presidente de la República y el Ministro de Educación con
directivos de una institución que se dedica al rescate de animales en
condiciones de vulnerabilidad, estos les presentaron a sus invitados el
resultado de su altruismo con el rescate de tres perritas que una vez redimidas
del abandono; evocando el martirologio de las heroínas de Salcedo la
institución las nombró con sus respectivos nombres.
Esta ocasión,
aunque el motivo fuere baladí y pueril no podían desaprovecharlo y lo
aprovecharon con toda la mala leche, porque entendieron que con ello dañarían a
Roberto Fulcar, en su crédito público y bien ganada fama.
Aunque esta
embestida igualmente se desinfló cuando los directivos de la organización Rescate
S.O.S., responsables del acto declararon a todos los medios que el Ministro de
Educación no tenía nada que ver con el nombramiento de estos animalitos;
asumiendo la exclusiva responsabilidad de los nombres que habían generado la
crítica de aquellos cuya falta de bondad les ha cegado para ver el trabajo
generoso y altruista que se realiza en esa institución, a lo que yo agrego que
eso tampoco les importa.
Lo continuo, sistemático,
metódico y enfocado de estas campañas
pone de manifiesto que a Roberto Fulcar, no sólo no le perdonan haber
contribuido a establecer la decencia en la conducción del país dirigiendo una
campaña política exitosa que ha generado importantes cambios y beneficios al país,
sino el hecho de no encontrarle ninguna pifia o falta imputable en el manejo
del presupuesto de Educación, porque ven como un mal ejemplo que una persona
venida del campo como él, teniendo como divisa únicamente su seriedad personal,
su espíritu de superación y su práctica social, tenga una trascendencia sin
mácula que lo diferencie y distinga, a sabiendas de que si logran pillarle
alguna falta, entonces podrán decir de manera victoriosa y con razón, que todos
los políticos son iguales y eso no es verdad.
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